Detectives del suelo

En busca del nutriente perdido

Alguna vez te has preguntado ¿Por qué se dice que unos suelos son más fértiles que otros? o ¿Por qué dicen que algunos suelos son mejores para el crecimiento de cultivos y otros no? Juntos vamos buscar pistas en el suelo como si fuéramos detectives. Estas pistas nos ayudarán a entender en dónde y en qué forma química se encuentran los nutrientes. Nuestras herramientas para identificar estas pistas serán pruebas físicas y químicas, mediante las cuales le realizaremos todo un interrogatorio a nuestro suelo. El interrogatorio que nuestro suelo tendrá que contestarnos será: ¿Tienes material que te dé nutrientes orgánicos, pero no los has usado?, ¿Tienes en donde guardar los nutrientes?, ¿Si llueve o hay mucha agua pierdes tus nutrientes?, ¿Tienes capacidad de retener nutrientes?, ¿Tus nutrientes están disponibles para las plantas y microorganismos? Si estás dispuesto a ser detective del suelo, tienes que ser muy observador y agudizar tus sentidos del tacto, oído, olfato y hasta el gusto. Además, la única advertencia para ser detective del suelo es que debes estar dispuesto a ensuciarte.

Hola soy Cristina Montiel González, nací en lo que fue el DF y viví hasta los 20 años en el Estado de México. Desde niña yo crecí con pasión hacia la naturaleza. Cuando era niña y vivía en el Estado de México aún había muchos terrenos llenos de pasto, con chapulines, luciérnagas, mariposas, aves de colores, etc., desde ese entonces, a mí me encantaba jugar con “tierra y plantas”. Mi papa es originario de un pueblo que está en la huasteca hidalguense, dentro del bosque mesófilo de montaña, en cada visita a su pueblo mi papa me ha enseñado de las tradiciones locales en el uso de los recursos naturales y allí me surgieron muchas preguntas: ¿Por qué los árboles son tan grandes y distintos?, ¿Por qué hay tantos animales, insectos, hongos, etc.?, ¿Por qué los colores del suelo son distintos y se pegan en mis zapatos como plastas?, ¿Por qué baja la neblina cada tarde? ¿Por qué…?

 

Siempre estuve en escuelas públicas, cuando entré a la secundaria un profesor de geografía nos proyectaba videos en videocasetera de Nacional Geographic, yo nunca había visto algo tan impresionante, ya que, estudiaban a la naturaleza con mucho detalle y eso marco mi trayectoria, pues mi profesor me dijo que lo que veíamos allí lo estudiaban “los biólogos”.

 

En la preparatoria, busque entrar a estancias cortas, en mis vacaciones, en un programa de la UNAM llamado “Jóvenes hacia la investigación” siempre en laboratorios de biología y aprendiendo de “científicos”. Allí me di cuenta que me gustaba trabajar en el laboratorio con cosas relacionadas con química y biología.

 

Estudié la carrera de Biología, luego hice maestría y doctorado en Ciencias Biológicas, en la UNAM. Mi especialidad es “biogeoquímica de ecosistemas terrestres”, Hoy en mi trabajo en el ECOSUR, quiero responder preguntas que puedan ayudar a campesinos, pero también a la conservación de ecosistemas naturales, como: ¿Qué nutriente del suelo limita el crecimiento de las plantas?, ¿Cómo la comunidad de microorganismos del suelo ayuda a tener nutrientes disponibles? y ¿Qué características del suelo afectan la disponibilidad de nutrientes? Para responder estas preguntas utilizó técnicas un poco como de detective para investigar en dónde están los nutrientes y en qué forma química se encuentran.

 

Mi nombre es Angel Bravo Monzón y soy originario del estado de Michoacán. Cuando era un niño, la capital Morelia todavía era una ciudad pequeña y la zona en la que vivía estaba poco habitada. Esto me permitía salir frecuentemente a explorar los campos y terrenos baldíos de los alrededores donde una de las cosas que me llamaba fuertemente la atención eran las diversas formas de hojas, flores, frutos y semillas que veía en las plantas silvestres. Era tal mi fascinación que incluso llegué a acumular una pequeña colección de lo que encontraba en mis paseos.

 

La afición por el mundo vegetal creció cuando conocí la selección de plantas aromáticas que mi tía abuela mantenía en el patio trasero de su casa. En un pequeño espacio mantenía yerbabuena, ruda, cilantro, albahaca, orégano y otras tantas especias que usaba todos los días para mejorar el sabor de los alimentos que preparaba. En algunas ocasiones me regalaba semillas que yo sembraba emocionado.

 

Cuando llegó el momento de elegir profesión, no tenía ninguna duda de que quería dedicarme a entender mejor el mundo natural. Una vez dentro de la carrera de biología, descubrí que había un área completa enfocada en estudiar cómo los compuestos químicos responsables de los olores, colores y sabores de las plantas atraen o repelen a otros organismos, desde bacterias hasta mamíferos. Descubrir que pequeñas moléculas orgánicas regulan las relaciones entre especies me abrió todo un panorama de posibilidades.

 

A partir de entonces he estado estudiando cómo las mezclas de compuestos químicos en las plantas les permiten defenderse de sus consumidores, ya sea intoxicándolos directamente o atrayendo a sus depredadores. Así mismo, también investigo cómo cambia la química de las plantas por factores ambientales, geográficos o por la selección que ejercen sus enemigos naturales. Este conocimiento nos resulta útil tanto para cuidar nuestros cultivos como para proteger ecosistemas naturales de plagas devastadoras.

Mi nombre es María José Chan Solís, nací en la bella ciudad de San Francisco de Campeche; a muy temprana edad mi familia se mudó a ciudad del Carmen, y para fortuna mía, mi casa se encontraba a escasos metros del mar. Aún recuerdo tardes de diversión corriendo por la arena, recogiendo conchitas y caracoles que me parecían bonitos, costumbre que hasta el día de hoy persiste.

 

A causa del trabajo de mis papás, tuve que regresar a Campeche. Mi casa siempre ha estado rodeada de mucha vegetación y fauna local, siempre he disfrutado, jugando y explorando en el patio, sin miedo a ensuciarme o salir lastimada, ya que nuestra principal diversión era jugar con palos, escalar piedras que para nuestra percepción en ese entonces eran montañas, treparnos en árboles, tratar de capturar grillos, gusanos, etc. Desde ese entonces comencé a sentir amor por la naturaleza. En mi familia siempre hemos tenido mascotas, con lo que aprendí desde muy pequeña el respeto por los seres vivos y amor hacia ellos.

 

Mi primer acercamiento hacia la ciencia fue en preparatoria, cuando tome como especialidad laboratorista clínico, no sabía que esperar, aunque tenía altas expectativas ya que mi hermano se encontraba estudiando la licenciatura de ingeniería bioquímica ambiental. Me llevé un buen sabor de boca con las materias y prácticas realizadas durante la especialidad y ahí descubrí mi afinidad hacía la ciencia. Cuando iba a decidir qué carrera tomar, me plantee que era lo que más me gustaba, considerando las materias en dónde sobresalía y sobre todo dónde disfrutaba aprender, por tanto, revisando mapas curriculares de mis posibles opciones, me decidí por la ingeniería Bioquímica Ambiental, mi decisión se reafirmó dado que mi hermano siempre me daba la oportunidad de ir con él al laboratorio donde realizaba sus prácticas profesionales. Ahí descubrí mi pasión por la ciencia y el aprender cosas nuevas.

 

Actualmente me encuentro en el séptimo semestre de mi carrera y realizo mi servicio social en ECOSUR unidad Campeche, dónde he adquirido nuevas habilidades, trabajando con suelos, analizando metabolitos secundarios. Me sigo maravillado de lo compleja y grande que es la naturaleza, y espero poder ir absorbiendo más conocimientos y acrecentando mi fascinación por la ciencia y lo desconocido.